¿POR QUÉ EL FÚTBOL ALIENA LA MENTE HUMANA?

Yo jugué al rugby desde los once a los treinta y pico de años, y siempre me sorprendió la diferencia de posición social que ocupa el rugby y el fútbol. Cuando yo jugaba, no había nada peor que ser un futbolero. Para el ambiente del rugby ser un futbolero era un insulto, y eran mirados con desdén porque eran socialmente inferiores ya que el rugby significaba ser de una clase más alta que aquel”.

 Martín Caparrós

La fecha exacta del surgimiento del fútbol es algo que nadie puede afirmar con certeza, pero  la acción de patear algún objeto redondo siempre ha estado presente en la historia de la humanidad, bien sea una piedra, una fruta o hasta un cráneo. La lúdica hace parte de la vida del ser humano. Muy por el contrario  a lo que sugerían Platón y Aristóteles cuando plantean que los ciudadanos educados se ocupan con la contemplación y la reflexión pura.

Muy a pesar del pensamiento de estos filósofos no hay que negar que el juego ennoblece la existencia humana.  Es así como el fútbol se ha fortalecido tanto que  más o menos en 1950 se creó la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado). A partir de este momento  este deporte se fue categorizando poco a poco y de igual manera se transformó en un negocio productivo, hasta llegar a ser uno de los oficios más lucrativo del mundo.

Es así como el fútbol cada día iba perdiendo su calidad deportiva para convertirse en una tarea más seria y así mismo se fue acabando la emoción del espíritu tanto de los jugadores como de los espectadores. En el fútbol hay cuatro aspectos  entre otros, que a mi modo de ver hacen que este deporte sea el opio de los pueblos. Estos cuatro campos son: las trampas, las traiciones, los negocios y la idolatría.

Estos  factores  han contribuido para sustentar el por qué Jorge Luis Borges odiaba tanto al fútbol y todo lo que envuelve este deporte.  Escuchemos la opinión  de este escritor:

«El fútbol es popular porque la estupidez es popular». «Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos». «La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible».

Pienso que el escritor argentino tenía toda la razón cuando planteaba que la popularidad del fútbol proviene de la simpleza del ser humano. Este deporte es tan predecible que pierde creatividad en la imaginación del hombre, además  es desagradable ver el choque de poderes  económicos y físicos que existe entre los equipos.

Desde mi punto de vista no es interesante ver cómo una multitud  se pelea por una simple copa que no tiene mayor valor espiritual y menos intelectual. Es por esto, entre otros aspectos, que los grandes intelectuales le tienen tanta desconfianza a este deporte. Por ejemplo, Juan Villoro escritor mexicano afirma:

“Creo que los jugadores podrían ser eruditos si aprovecharan leyendo durante el tiempo libre que tienen en las concentraciones que son como ciudadelas del tedio. Durante la confección de -Dios es redondo- tuve la oportunidad de visitar la concentración del club Barcelona. Tremenda fue mi decepción al ver de qué modo mataba el tiempo Ronaldinho. Estaba jugando a la Play Station con el personaje de él mismo. Se produce una auto referencia total ¡Ronaldinho se distrae pensando que es Ronaldinho!»

¡Qué tal este ejemplo! Y lo que es peor, la pasión desenfrenada y  la mala fundamentación que se tiene por este juego  han conducido al aficionado a que incremente su nivel de violencia dejando a un lado la verdadera esencia del juego que es la diversión. Cada día el individuo cambia la sabiduría y el razonamiento por la intimidación sobre la conciencia del otro.

1. LA TRAMPA EN EL FÚTBOL:

“Lo natural se opone a lo artificial. Por eso, el doping es un artificio”, es así como el profesor Roberto R. Pendenza reflexiona acerca del temaPienso que el deportista se dopa cuando ingiere sustancias que contribuyen a mejorar su rendimiento físico. Esto lo hacen los jugadores porque la  misma sociedad se ha encargado de presionarlos para que alcancen un óptimo desempeño en la cancha. Vemos así el caso Maradona quien en su ansiedad de ser mejor para su público y para la mejoría de su economía empezó a consumir efedrina además de cocaína, lo que finalmente lo llevo a la salida definitiva del fútbol.

Pero a pesar de los grandes rendimientos físicos que genera el consumo de sustancias alucinógenas, el deportista corre el riesgo de perder no sólo su  trabajo sino hasta llegar al extremo de quitarse la vida o quedar impedido moral, social y físicamente de por vida. El fútbol se caracterizaba por ser un gran deporte,  tan es así que Eduardo Galeano decía que todo niño uruguayo al nacer, salía gritando GOL. No obstante, al pasar el tiempo el deportista en su ansiedad de dar mayor provecho sin importar cómo llegar a su objetivo triunfante, ha ingerido altas dosis de anfetaminas y distintos tipos de esteroides. Y lo más triste es que hay ocasiones en los que tanto el deportista como el mismo técnico pagan  altas de sumas de dinero para que les salgan negativas las pruebas de doping. El escritor Jorge Luis Borges decía al respecto:

“El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice ‘qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi., claro que perdió mi equipo’. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego”.

Y para corroborar esto vemos cómo en el fútbol también se ve cómo los árbitros se venden o se parcializan según los intereses. Por ejemplo: Digamos que América de Cali está jugando contra el River Plate. Juegan en Argentina, y el River Plate comete una falta. El árbitro actúa a favor del equipo donde se juega el partido y máximo si tiene fama el equipo. Pero también puede suceder el caso contrario: El América compra al árbitro para que no cobre ciertas faltas.

Por eso estoy convencido de que este juego es muy poco ético y divertido.  Todos se compran y se venden entre si. Se venden los jugadores, se promocionan los malos árbitros, y al arquero le pagan grandes sumas de dinero para que no tape los goles y a los otros para que no los hagan.  Con todas estas artimañas se pierde el honor al caer tan bajo. Y es así como todos con su silencio aceptan este juego inmoral y escabroso.

2. TRAICIONES EN EL FÚTBOL: “El negocio del cine es macabro, grotesco: es una mezcla de partido de fútbol y de burdel”.  Esta frase del director de cine Federico Fellini acerca del fútbol, me hace pensar en la posible comparación del fútbol con el cine.  El fútbol hipnotiza  la conciencia humana y poco a poco se vuelve un vicio o como diría Fellini un burdel puesto que es enfermizo y rencoroso. El fútbol es un negocio absoluto y ha desterrando su belleza en las jugadas. Se ha vuelto cada vez más predecible. 

El peor error tanto de un futbolista como el de un hincha, es la traición a la camiseta de un equipo. Cuando se está en contra de un equipo, se corre el riesgo más grande de todos, pues las barras bravas pueden atacar como leones a un buey viejo y enfermo. Estas personas se dicen llamar los mejores hinchas del fútbol, pero no lo son. Son inadaptados sociales que se camuflan entre la multitud y encuentran en el fútbol una excusa para hacer daño a la sociedad.  Estas personas con su actitud desenfrenada y mal encausada se creen el alma del equipo, pero no son más que títeres de una sociedad mediocre. Galeano al respecto comenta “Tanto hinchas como todo el engranaje deportivo no se organizan para  jugar sino para impedir que se juegue”.

No se justifica que las personas usen este deporte para desarrollar su instinto animal y sólo les importe ganar y no gozar del buen juego. Desafortunadamente, sólo se les exigen velocidad y fuerza para ganar. El espectador de hoy en día debido a la pérdida de valores morales y sociales no sabe perder, ni aceptar que el otro equipo lleve la ventaja. Por eso Galeano dice que la ignorancia aplasta a la cultura y cada vez el hombre es menos pensante y  por ende más aficionado al fútbol.  Es así como el jugador Andrés Escobar de la selección colombiana en un mundial cometió un autogol y cuando regresó a Colombia fue  vilmente asesinado en Medellín. También tenemos el caso del jugador paraguayo, Salvador Cabañas que después de un partido de fútbol fue agredido físicamente por un hincha por no demostrar desempeño futbolístico.

El fútbol en si no le interesa a nadie o muy pocos lo disfrutan como debe ser. Pocas personas hacen de este deporte un  verdadero poema. No se disfruta el juego. La mayoría de los jugadores sólo trabajan por dinero, y los espectadores por su parte, no saben qué cartas se están jugando por debajo de la mesa. El fútbol así infortunadamente,  acaba con la gente tanto física como mentalmente.  Me parece triste que el fútbol sea patrocinado por los cigarrillos y éstos acaban con el medio ambiente y con la salud de las personas. Los equipos son patrocinados en muchos casos por empresas de difícil reputación. Éticamente hablando, todos a través de la trampa, ganan dinero sucio y repulsivo. En cambio, dejan a un lado el estudio que si genera alimento espiritual, además, abandonan deportes más sanos como el judo, el ajedrez y el atletismo entre otros.

 

3. EL FÚTBOL COMO NEGOCIO: “En este mundo de fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable”. Es así como Eduardo Galeano delibera acerca del tema. Ser negociante es un medio para ganarse el sustento diario y salir adelante. Algunos negocios son lucrativos como la comida rápida. Pero uno de los negocios más lucrativos del mundo, es el fútbol. La educación y cortesía se han perdido en el momento en que al fútbol le dieron un carácter lucrativo, con apuestas y demás. Hasta se llegan a organizar partidos  de fútbol entre dos equipos importantes para tapar la realidad dolorosa de un país.

Los jugadores se parecen al ganado. Son expuestos a través de cada partido. Ellos se muestran con sus  mejores jugadas y todo esto, con el fin de ser vendido al mejor postor.  Es decir, se venden como ganado. Hoy en día los jugadores se venden como pan caliente y el mejor pan caliente que se ha vendido es el jugador portugués Cristiano Ronaldo que costó nada mas ni manda menos que aproximadamente noventa y cinco millones de euros. Este deporte también se le puede comparar con las guerras de los gladiadores de la antigua Roma. Donde el coliseo romano es el estadio de futbol, la arena del coliseo es la cancha; el pueblo son los hinchas, el rey el balón y los gladiadores, los futbolistas que están condenados a luchar hasta caer no se sabe cómo en el campo.

Estos veintidós luchadores que se disputan a muerte por un trofeo que es efímero, sólo lo hacen para acrecentar sus ingresos económicos. Los jugadores se clasifican por su posición: Los delanteros son los mejores pagos y los menos pagos son los defensores. En este momento, el mejor pagado de todo el mundo es Lionel Messi con seis mil millones de euros anuales.

El fútbol es un negocio muy bien pagado, pero la fama se acaba cuando apenas están empezando la vida de madurez, es decir, a los cuarenta años de edad, o cuando se lesionan un pie o sufren una lesión permanente. Y quedan condenados a una mínima pensión que si no la saben trabajar bien, poco a poco se les acaba. Y su fama llega a su fin. Pero como todo en la vida tiene un final. Los mejores jugadores pasan a ser  trabajadores del común y corriente.  No obstante,  hay quienes   se salvan y no se quedan sólo con el fútbol, sino que  hacen carreras alternas.

 

4. EL FÚTBOL Y LA IDOLATRIA:¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. Si, el fútbol es idolatrado por casi todo el planeta. Es así como unos dan la vida por Dios y otros lo hacen por el fútbol.  Ésta es la única religión que tiene muy pocos ateos. Todo aquel que idolatra algo, cae en un fanatismo que llega a ser tan perjudicial que se pierde hasta su dignidad. La gente da todo de sí y llegan al extremo de la mendicidad.

Pienso que el fútbol es una excusa del ser humano para ser feliz. Tanto en el fútbol como la vida cotidiana tienen sus problemas sociales.  En los dos espacios deben de haber árbitros que nos recuerden las reglas de convivencia. Todos los seres humanos conocemos las normas que nos rigen, y aún así, las infringimos. Desafortunadamente el hombre necesita de alguien que lo vigile, lo corrija y lo juzgue. El fútbol despierta las peores pasiones entre ellas la idolatría. Anima sobre todo lo que es peor en estos tiempos, al nacionalismo erróneo. La gente cree que va a ver un bonito espectáculo deportivo, pero la realidad el espectador está viendo una máscara que oculta la verdadera cara de este deporte.

Poco me identifico con los conceptos del escritor Eduardo Galeano cuando expresa metafóricamente que el estadio de fútbol está lleno durante el día, pero en la noche está tan vacío como la nada. Tanto en el día como en la noche, el fanático celebra con gritos ensordecedores, tiran papeles picados que caen por montones, los cohetes estallan, las serpentinas vuelan, suenan los tambores, es decir, la gente se enloquece de dolor o de alegría. Y este comportamiento muy poco me agrada. No acepto que el hombre haga fluir sus instintos animales y deje de actuar de manera pensante para atacarse  verbal y físicamente. Si determinado equipo pierde, las barras se atacan entre si, se roban, se hieren y se matan.  Y al final del partido la noche se termina; y las sombras buscan su venganza en los rivales, y  sólo se oyen los gritos de angustia.

Finalmente puedo decir que el fútbol irónicamente también puede ser comparado con un ritual religioso; por cuanto el estadio es la iglesia, los narradores de fútbol son los curas que predican y predicen lo que va a suceder, los técnicos de los respectivos equipos son Dios y el demonio y los jugadores son los ángeles contra las almas en pena. Todos están  obligados a vencer al otro bando. El que pierde queda condenado al exilio absoluto. Y  el que gana alcanza el cielo, la Copa y su cáliz dorado que los declara victoriosos, y tendrán el poder para gobernar el mundo desde el punto de vista futbolístico.

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